En 1982 dirigió Peter Greenaway esta película con notas de intriga y detestivescas que se sitúa en la Inglaterra del siglo XVII. Típica cinta de Greenaway en lo barroco, en lo simbólico, en lo enrevesado y, por supuesto, en lo estético. Narra cómo un dibujante de éxito es contratado para realizar una serie de doce dibujos de la finca y propiedades de un noble inglés. El contrato, sin embargo, va a contener otra serie de cláusulas...
En lo que a la pintura concierne, la película reflexiona sobre el papel de la obra de arte como símbolo de status, como medio transcender en el tiempo y la utilización del artista por parte del poder. Curioso de ver el uso de instrumentos de dibujo, como los visores y las cuadrículas. La banda sonora de Nyman, sublime.
No hay comentarios:
Publicar un comentario