En este día de bicentenarios y conmemoraciones, traemos una película cuyo tema nos lleva a aquellos días. Carlos Saura, que dedicó esta preciosa cinta a su hermano Antonio, nos cuenta cómo un Goya anciano y exiliado en Burdeos hace memoria de su vida y su trayectoria mientras se los va relatando a su hija Rosario.
De guión, a mi parecer, un poco flojo, el film tiene el cuidado característico de Saura en cuanto a lo visual. El sello de dicho director, que hemos podido ver en muchas otras de sus películas, también está aquí: la escenografía, la iluminación tan teatral, el color... Y, por supuesto, un excepcional Paco Rabal como Goya anciano.
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